Mientras las calles de Progreso se encuentran inundadas y la comunidad lucha por enfrentar los estragos del huracán Milton, hay quienes parecen vivir en una realidad paralela, indiferentes al sufrimiento de la gente. Este es el caso del exalcalde de Progreso, Julián Zacarías, quien recientemente fue visto presumiendo su nueva camioneta Tesla Cybertruck, un lujoso vehículo cuyo costo asciende a $2,895,000 pesos.
La escena contrasta brutalmente con la situación que atraviesan los habitantes del puerto. Calles anegadas, viviendas afectadas, y familias intentando salvar lo poco que tienen, mientras el legado de abandono que dejó Zacarías se hace evidente en la incapacidad del municipio para lidiar con la emergencia. La falta de infraestructura adecuada para el desagüe de las calles y la ausencia de un plan de contingencia eficaz son el reflejo de años de promesas incumplidas y de gestiones centradas en el interés personal antes que en el bien común.
En redes sociales, han circulado imágenes de Zacarías rodeado de sus amigos como Chato Toraya, celebrando su adquisición. Un festejo que resulta una bofetada para las personas que hoy intentan sobrevivir a las inundaciones, preguntándose por qué el dinero público no fue invertido en proyectos que mejoraran la calidad de vida del puerto y sus habitantes.
La crisis actual expone las desigualdades y el abandono en el que el exalcalde dejó al municipio. Mientras Julián Zacarías se da el lujo de ostentar una camioneta de casi tres millones de pesos, los ciudadanos de Progreso se enfrentan a la precariedad de servicios básicos, y al abandono en medio de una de las peores tormentas que ha azotado la región.
Es hora de cuestionar y exigir respuestas, porque el lujo y la opulencia no deberían ser el reflejo de un servidor público cuya responsabilidad fue velar por el bienestar de todos.