En una rueda de prensa cargada de polémica, el empresario Fernando Barbachano admitió haber vendido los hoteles Mayaland y The Lodge at Chichen Itzá en medio de la incertidumbre generada por la pandemia de COVID-19. Barbachano justificó su decisión afirmando que pensó que la crisis sanitaria “iba a durar siete años”, lo que, según él, hacía inviable la supervivencia del negocio.
Sin embargo, con el desarrollo más rápido de las vacunas de lo esperado y el fin relativamente temprano de las restricciones pandémicas, el empresario se arrepintió de la transacción, pese a que ya había recibido pagos y el acuerdo estaba consumado. Barbachano lamentó su decisión, aunque subrayó que el contexto de incertidumbre fue determinante en el momento.
La conferencia, que se extendió por cerca de dos horas, incluyó duras críticas y acusaciones contra diversas personas, aunque no presentó pruebas concretas. Posteriormente, Barbachano invitó a los medios de comunicación a un recorrido por las instalaciones del hotel Mayaland, a pesar de que el lugar ya no le pertenece legalmente.
Al llegar al sitio, los guardias de seguridad impidieron el ingreso de los periodistas, argumentando que se trataba de propiedad privada. Barbachano confrontó a los guardias, generando un altercado que provocó que varios representantes de medios, especialmente de Quintana Roo, se retiraran al sentirse utilizados como parte de un espectáculo mediático.
Este episodio refleja las tensiones que dejó la pandemia, un periodo marcado por decisiones apresuradas y consecuencias difíciles de revertir. Sin embargo, expertos señalan que los contratos firmados y ejecutados no pueden ser deshechos simplemente por arrepentimientos posteriores.