La abogada yucateca Mildred Berrón, integrante del Poder Judicial Federal, fue protagonista de los titulares nacionales hace apenas unos meses tras increpar a la ministra de la SCJN Loretta Ortiz Ahlf en un foro celebrado en Mérida.
Con voz firme, acusó a la ministra de defender los intereses de Morena y de avalar una reforma que —según Berrón— “destruye al país”. Su intervención la colocó como referente de una juventud crítica, independiente y sin miedo a señalar al poder.
Sin embargo, esa imagen de abogada sin partido y ciudadana valiente comienza a tambalearse.
Hoy Mildred Berrón ya aparece en conferencias organizadas por el PRI en Campeche, en el evento Voces de la Juventud, presentada como ejemplo de liderazgo juvenil.
Este giro genera una inevitable pregunta:
¿realmente sus acciones eran fruto de una convicción ciudadana genuina o siempre estuvieron alineadas a un interés partidista?
Además, preocupa que ahora se abandere del juez y del personal del Juzgado como si fueran parte de un mismo equipo en lo que ella está haciendo, cuando la imagen de un juez federal imparcial jamás debería aparecer vinculada a eventos políticos.
Porque cuando alguien que se presenta como voz independiente termina abrazado por un partido, la narrativa cambia: lo que antes parecía autenticidad, ahora se percibe como estrategia.
La ciudadanía necesita voces firmes y críticas, sí, pero también coherentes y creíbles. Lo contrario solo alimenta la desconfianza en quienes dicen defender la justicia y la democracia.