Al pasar a mejor vida el ex presidente de México, Luis Echeverría Alvarez la noche del pasado viernes 8 del mes en curso en su casa de Cuernavaca, Morelos, a la avanzada edad de 100 años, vino a mi mente el gesto que tuvo al autorizar el 25 de febrero de 1972, que el Gobierno Federal preste todo el apoyo necesario para dotar con equipos e instalaciones nuevas a XERUY Radio Universidad de Yucatán, que estaba en franca agonía y en vías de desaparecer.
Fue durante una visita que hizo a la Universidad de Yucatán (UDY) en el marco de su L aniversario, por invitación que le extendió el rector, Dr. Alberto Rosado G. Cantón (+), la cual él aceptó. A las 11.00 horas de aquella memorable fecha asistió a la Sesión Solemne del Consejo Universitario, que se efectuó en el auditorio “General Manuel Cepeda Peraza”, en el edifico central de la Máxima Casa de Estudios.
Desde diciembre de 1971, el rector lo convidó en la CDMX para que acuda a los festejos del siguiente año por el medio centenario de Nuestra Alma Mater y le anunció que se le otorgaría el título de Doctor Honoris Causa por la Escuela de Jurisprudencia.
Ese día, la UDY se vistió de gala al recibir al Jefe de la Nación, al margen de las acusaciones que pesaban sobre él por ser el presunto autor del genocidio del 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco y la golpiza y muerte de estudiantes y civiles el 10 de junio de1971, Jueves de Corpus, en la capital de la República.
Se trataba de reconocerle el amplio e irrestricto impulso que en sus dos años de administración había brindado a la Enseñanza Superior en nuestro país y en especial al Estado de Yucatán. Llegó al recinto universitario acompañado de varios miembros de su gabinete, del gobernador Carlos Loret de Mola Mediz (+) y del alcalde de Mérida, Víctor Manuel “Balo” Cervera Pacheco (+).
Fue recepcionado en la puerta del vetusto inmueble por el Dr. Rosado G. Cantón, los integrantes del Consejo Universitario y a paso veloz subieron al segundo piso, pero al hacer uso de la palabra en la sesión, ante la sorpresa de todos, Echeverría Alvarez declinó aceptar la distinción al decir que no era el momento de obtenerla, que mejor se deje para cuando él termine su gestión al frente del Poder Ejecutivo Federal y sí el Consejo Universitario consideraba que aún era merecedor de recibir aquel reconocimiento, entonces que le avisen y acudiría para que se lo otorguen.



Sobra decir que Echeverría Alvarez finalizó su encomienda en 1976 y jamás se volvió a tocar el tema del Doctorado Honoris Causa, es decir nunca se le volvió a pedir que venga a recibirlo.
En medio de aplausos de los asistentes, el primer mandatario salió para continuar con su agenda de trabajo y fue aquí cuando la joven estudiante de Ingeniería Química, Nora Fanny “Norina” Lizarraga Cetina, quien era brillante Locutora en XERUY Radio Universidad de Yucatán, con grabadora portátil en mano se le acercó para entrevistarlo, a lo cual Echeverría Alvarez accedió en forma amable.
No hubo tanto pedo como ahora, pues en aquella lejana época las medidas de seguridad en torno al presidente no eran demasiado extremas como ahora y cuando terminó la charla, Nora Fanny le pegó el gallazo al pedirle su ayuda para mejorar las condiciones de la Emisora Cultural de la UDY.
Sin temor y tapujos, nuestra compañera le expuso que desde su fundación el 6 de abril de 1966, XERUY usaba equipos de fabricación casera confeccionados por el Ing. Eduardo Maldonado Brito (+) y éstos estaban al borde de terminar su vida útil, se requerían aparatos profesionales, la UDY no contaba con recursos para comprarlos y estaba en riesgo la permanencia en el aire de la radio universitaria.
Tras escuchar a la futura profesional, Echeverría Alvarez, sin titubear ordenó a los Secretarios de Educación Pública y de Comunicaciones y Transportes, Víctor Bravo Ahuja y Eugenio Méndez Docurro, respetivamente, que acompañen a Norina hasta la sede de XERUY en el cuarto piso, para que in situ ver lo que se necesitaba y atender de inmediato la solicitud de los jóvenes radiodifusores, los cuales no devengábamos ningún salario por nuestro trabajo.
Por medio de los compañeros Grem Yerves Palomo, Ricardo Paz Heredia, Juan López Rodríguez y Hernán Ramírez Loria, ambos funcionarios elaboraron una larga lista con las peticiones que les formularon y luego se reincorporaron a la comitiva presidencial.
Tras que Bravo Ahuja y Méndez Docurro se marcharon, nos invadió enorme gozo y felicidad por el compromiso que ellos hicieron de que la solicitud se cumpliría por ser orden del Presidente de la República, por lo que todo sería cuestión de esperar. Fungía como director de la radio el inolvidable y fundador de la misma, Dr. Hernán “El Gato” Ramírez Coello.
En agosto del mismo año, 1972, en la rectoría de la UDY se recibió un oficio de la Presidencia de México para notificar que en los días siguientes empezarían las obras para ampliar y remodelar las cabinas al igual que el área administrativa y habilitar el reducido inmueble para que funcione la radiodifusora cultural.
Para tal efecto fue necesario dejar de laborar, los trabajos corrieron a cargo del extinto Comité Administrativo del Programa Federal de Construcción de Escuelas (CAFPCE), tardaron ocho meses en terminar, mientras la SCT surtió los artefactos profesionales para las cabinas, consolas de audio y tornamesas marca Sparta, que eran las mejores en el mercado, grabadoras de carrete abierto marca Teac y Pioneer y micrófonos de los buenos, entre otras cosas.
Lo más importante fue el envío de un transmisor de Amplitud Modulada de mil watts de potencia marca RCA Víctor, directo de la fábrica en New Jersey, Estados Unidos de América, que yo recibí en la puerta del Edificio Central de la UDY de manos de los enviados de Aeroméxico.
Para subir este armastote hasta el cuarto piso recurrimos a los servicios de un señor de apellido Zapata que usaba el apodo de “Bolita”, quien sin montacargas y esas cosas que no existían, a base de sogas y poleas era experto en mover toda clase de objetos pesados.
Todo estaba listo para reanudar nuestras transmisiones cotidianas y después de un período de pruebas y ajustes de equipos, se programó la reinauguración de XERUY para el 25 de agosto de 1973, con una emotiva ceremonia a cargo del Dr. Rosado G. Cantón y luego todos los Xeruyenses nos fuimos a comer y a brindar por el fausto suceso al restaurante “Cantamayec”, en el barrio de “La Mejorada”, aquí en Mérida, donde degustamos rico poc chuc y para empujarlo, refrescos y helado lúpulo de cebada.
Por todo lo anterior, gracias al noble gesto del presidente Echeverría Alvarez, XERUY se mantiene en el aire hasta hoy. (Francisco Chi Lavadores)