Hace tres décadas, en 1994, Lou Montulli, programador de navegadores web de Netscape Communications, introdujo al mundo de la tecnología un pequeño fragmento de texto que cambiaría para siempre la forma en que interactuamos con la web: las “cookies”.
Las cookies, también conocidas como “galletas informáticas”, son archivos de texto enviados por sitios web a los navegadores de los usuarios, donde se almacena información que luego es transferida de vuelta al servidor que envió las cookies. Esta información permite que los sitios web recuerden datos sobre las visitas de los usuarios, facilitando así experiencias de navegación más personalizadas y eficientes.
La historia de las cookies se remonta al ingenio de Montulli, quien ideó utilizar estos archivos de texto para almacenar información relevante para los usuarios, como los artículos en un carrito de compras virtual en un sitio de comercio electrónico.
Desde entonces, las cookies han sido fundamentales para una variedad de funciones en línea, desde recordar preferencias de idioma hasta mejorar la seguridad y prevenir el fraude. Sin embargo, su uso ha generado preocupaciones sobre la privacidad y el seguimiento de la actividad del usuario en la web.
A finales de 2023, Google anunció su plan para eliminar gradualmente las cookies de terceros en su navegador Chrome, como parte de un esfuerzo por mejorar la privacidad del usuario y brindarle un mayor control sobre sus datos en línea.
A medida que celebramos el trigésimo aniversario de las cookies, también nos despedimos de ellas en su forma actual. Google ha comenzado a implementar su nueva función de Protección Antirastreo, que restringirá automáticamente las cookies de terceros para la mayoría de los usuarios de Chrome, marcando así el inicio de una nueva era en la navegación web.
Aunque las cookies de terceros pronto serán cosa del pasado, su legado perdurará en la evolución continua de la tecnología y en el compromiso de proteger la privacidad y la seguridad en línea.