El comisario ejidal de Sisal le dio una auténtica cátedra a las autoridades estatales y federales al exhibir con nombres y proyectos inmobiliarios los despojos de tierras y la corrupción en la zona. Frente a un incómodo Joaquín “Huacho” Díaz Mena, quien no sabía dónde meter la cabeza, el valiente representante ejidal lanzó una serie de señalamientos que dejaron en evidencia los intereses oscuros detrás del saqueo en la costa yucateca.
Pero la incomodidad del gobernador y sus séquitos no tardaron en censurar. Mientras el comisario seguía exponiendo las irregularidades, un funcionario le envió un mensaje al teléfono del comisario y sin dudarlo, le ordenó callarse, argumentando que “su tiempo había terminado”.
La escena no pudo ser más simbólica: mientras el representante de Sisal hablaba, Huacho escribía sin parar en una hoja en blanco, ignorando la denuncia como si estuviera redactando una nueva canción. ¿Acaso estaba escribiendo una nueva cumbia que diga: “No evidenciarás a tu gobernador”?
El episodio dejó claro que la verdad incomoda y que, en Yucatán, los intereses inmobiliarios pesan más que la voz del pueblo. Pero el intento de censura no hace más que confirmar lo que ya se sospecha: quienes deberían defender el patrimonio de los yucatecos prefieren callar y proteger a los mismos de siempre.