Por Redacción Investigaciones Especiales
Yucatán / Jalisco. — Lo que el crimen organizado truncó en 2013, Michelle Fridman lo concretó años después con total impunidad. La hoy secretaria de Turismo de Jalisco —y ex titular de la misma dependencia en Yucatán— está envuelta en un escándalo por el presunto desvío de 28 millones de pesos, ocurrido el último día de su gestión en el gobierno de Mauricio Vila. Pero detrás del escándalo financiero hay una historia más turbia que pocos se atreven a narrar.
La sombra del crimen organizado
Fridman fue discípula y operadora directa de Jesús Gallegos Álvarez, el exsecretario de Turismo de Jalisco asesinado nueve días después de tomar el cargo, en 2013, por órdenes de “El Mencho”, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
El 9 de marzo de ese año, Gallegos Álvarez fue acribillado a plena luz del día en la avenida Acueducto, en Zapopan. De acuerdo con el expediente judicial, el funcionario lavaba dinero para Los Caballeros Templarios, lo que detonó su ejecución a manos de sicarios del CJNG. Uno de los asesinos, conocido como “John Perro”, fue claro en su declaración:
“Miren pendejos, el secretario de Turismo anda lavando dinero para los putos de Los Caballeros Templarios y el señor, si llega al lunes, va a llegar de número uno a la Federal y ya ahí va a corromper a las autoridades y Los Templarios van a entrar a trabajar a nuestra casa como si nada y con la protección de todo el gobierno, así que ese secretario no puede pasar de este fin de semana”,
El crimen sacudió a la política jalisciense, pero también dejó un legado oscuro que hoy salpica a Yucatán.
Jesús Gallegos de humilde joven michoacano a poderoso empresario jalisciense
Jesús Gallegos Álvarez nació en Michoacán, en una familia humilde. A base de relaciones, dinero y una astucia afilada, logró escalar hasta instalarse en Zapopan, Jalisco, donde construyó un imperio en el rubro de la construcción. Tenía negocios en varios estados de la República, incluyendo Yucatán y Quintana Roo, dos zonas codiciadas por el turismo y el desarrollo inmobiliario.
Lo que sorprendió a los empresarios jaliscienses fue que, pese a su nulo perfil político, fue presentado como secretario de Turismo para el sexenio 2013–2018, en la administración del priista Aristóteles Sandoval. Una jugada que, vista hoy a la distancia, parece más una colocación estratégica que un nombramiento técnico.
Gallegos viajaba frecuentemente a Mérida en su avión privado, casi siempre acompañado de su “aprendiz” Michelle Fridman, con quien sostenía una relación laboral muy cercana. Testimonios apuntan que se reunían regularmente en la Hacienda Xcanatún, donde fue presentado a Mauricio Vila, quien iniciaba su carrera politica. Una relación extraña, opaca, que nunca fue explicada públicamente.
Michelle Fridman: la herencia del mentor
Apenas con 30 años, Fridman ya estaba incrustada en los circuitos más poderosos del turismo en México. Coordinaba operaciones en Mayan Resorts y tejía alianzas clave en la Riviera Maya y Jalisco. Su salto a la política fue tan meteórico como sospechoso: de organizar eventos pasó a manejar presupuestos millonarios y carteras públicas estratégicas.
Más de una década después, ya en Yucatán y bajo el cobijo de Vila, repitió el patrón: manejo opaco del dinero, viajes onerosos, contratos sin transparencia y ahora, el retiro unilateral de 28 millones de pesos del Fondo de Promoción Turística.
El saqueo institucional
Como reveló el Diario de Yucatán en su columna “Plaza Grande”, Fridman retiró el dinero sin las firmas requeridas del sector privado. El fondo, conformado por aportaciones fiscales de empresarios locales, fue desviado a una cuenta en Banorte sin autorización, sin documentación de respaldo y sin ruta trazable. El destino de los recursos sigue siendo un misterio.
¿Y la justicia?
Fridman salió de Yucatán sin enfrentar una sola investigación, a pesar de múltiples quejas por mal manejo de recursos, promoción ineficiente y uso faccioso del presupuesto. Hoy, a la sombra de su mentor asesinado, acumula sospechas, irregularidades y un silencio institucional ensordecedor.
Las similitudes con Jesús Gallegos son alarmantes: vínculos con dinero oscuro, operaciones sin control, y una red de poder que conecta Jalisco, Quintana Roo y Yucatán. Uno terminó ejecutado por el crimen organizado. La otra, hasta ahora, disfruta de impunidad, contratos y silencio.
Preguntas que nadie responde:
- ¿Dónde están los órganos fiscalizadores?
- ¿Por qué no se ha iniciado una auditoría forense al manejo del fondo turístico?
- ¿Cuántas “Michelle Fridman” más hay infiltradas en las estructuras del turismo nacional?
- ¿Cuál es el verdadero alcance de su red política y empresarial?
Mientras tanto, los 28 millones siguen sin aparecer. Y los ciudadanos, como siempre, siguen pagando la factura del cinismo y la corrupción institucional.