SACXÁN, Q. Roo. — Evaristo Gómez Díaz, exlíder cañero de la CNC en Quintana Roo, fue asesinado brutalmente y su cuerpo fue encontrado junto al de dos presuntos escoltas en una zona de cañales cercana a la comunidad de Sacxán, en la ribera del Río Hondo.
El hallazgo se dio la tarde del lunes, cuando autoridades estatales acudieron al lugar tras un reporte ciudadano. Al llegar, confirmaron la muerte del exdirigente, quien recientemente había concluido su periodo al frente de la Unión Local de Productores de Caña.
La noticia sacudió a los habitantes del sur del estado, pues Gómez Díaz no era ajeno a la violencia: en los últimos años sobrevivió a un atentado y a un secuestro, además de recibir amenazas constantes.
Un blanco repetido de la violencia
En octubre de 2024, Gómez Díaz fue víctima de un ataque armado al salir de una iglesia en el poblado de Carlos A. Madrazo. Un agresor le disparó a quemarropa mientras subía a su vehículo, causándole una herida en el brazo. Milagrosamente sobrevivió.
Antes, en febrero de 2022, fue privado ilegalmente de la libertad por sujetos armados vestidos con uniformes similares a los de la Guardia Nacional. Fue interceptado sobre la carretera Ucum-La Unión mientras conducía una camioneta Ford Lobo. Fue liberado horas después en Bacalar, aparentemente sin lesiones.
En esta ocasión, versiones extraoficiales apuntan a que nuevamente habría sido “levantado” antes de ser ejecutado, aunque no existe denuncia formal sobre ese posible secuestro reciente. Las autoridades mantienen abierta la investigación y analizan si este crimen está relacionado con los antecedentes de amenazas.
Silencio institucional y vacío de justicia
La Fiscalía General del Estado acordonó la zona y realiza las diligencias correspondientes. Hasta el momento, no se ha confirmado oficialmente la identidad de los dos hombres hallados junto a Gómez Díaz ni se ha emitido postura alguna de las organizaciones cañeras a las que pertenecía.
Tampoco se han reportado detenciones.
La ejecución de Gómez Díaz vuelve a poner en evidencia la escalada de violencia e impunidad que azota a Quintana Roo, donde ni los antecedentes de amenazas ni los intentos de asesinato anteriores bastaron para que las autoridades garantizaran su seguridad.
La carpeta de investigación ya integra todos estos antecedentes para intentar esclarecer el móvil del crimen, aunque el historial de inacción en casos similares deja un amargo pronóstico.
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