Luego de haberse pasado a Morena a cambio de 300 mil pesos y promesas de obras para sus comunidades, varios alcaldes se han arrepentido al darse cuenta de que fueron engañados. No solo han visto cómo se desvanecen las promesas, sino que ahora enfrentan la realidad de que las decisiones sobre las obras ya están tomadas, y que lo único que podrán elegir es el orden en que se llevarán a cabo.

El verdadero motivo de este cambio de alcaldes no fue el bienestar de las comunidades, sino un gran negocio para Mario Millet Encalada, el “rey de los moches”, quien personalmente se reunió con los nuevos alcaldes de Morena para imponerles las empresas y los montos con los que deberán trabajar.
Estas acciones ponen en claro el verdadero modus operandi del gobernador del estado Joaquín Diaz Mena y su mano derecha: lo único que realmente les importa es el control del dinero en las obras y su enriquecimiento ilícito. Lo que parecía un cambio de partido para el beneficio de sus pueblos, ahora se revela como una operación de compra de voluntades y decisiones políticas.
Investigaciones indican que durante el gobierno de Díaz Mena, Millet Encalada podría recibir contratos por un monto cercano a los 12 mil millones de pesos, lo que representa una oportunidad sin precedentes para su enriquecimiento personal y el de su socio Huacho Diaz.
La traición de estos alcaldes, motivada por incentivos económicos y promesas vacías, refleja una profunda falta de compromiso con el bienestar de sus pueblos. Mientras tanto, Millet Encalada y el gobernador Díaz Mena continúan tejiendo una red de corrupción que socava la confianza ciudadana y obstaculiza el progreso de Yucatán.
Recordemos que, por instrucción directa de Huacho, la compra de alcaldes debía realizarse únicamente durante su viaje a España y que, una vez de regreso, este proceso ya no continuaría.
.