La devastación de los manglares en las playas de Dzilam de Bravo ha desatado indignación entre los pescadores y residentes de la comunidad, quienes acusan a políticos y empresarios de estar detrás de un plan para apropiarse ilegalmente de estas tierras. Según las denuncias, figuras vinculadas al gobierno de Yucatán, en complicidad con la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), estarían falsificando documentos en el municipio de Dzidzantún para robar tierras de Dzilam de Bravo, ignorando completamente la protección ambiental de la zona.
Las acusaciones señalan que desde el sábado se reportó a la Profepa el uso de maquinaria pesada en áreas protegidas, donde se ha destruido gran parte de la flora local, incluyendo el manglar.
Sin embargo, la respuesta ha sido nula, lo que ha generado sospechas de que los responsables están siendo protegidos por altos funcionarios del estado de Yucatán que, aprovechando que su administración está por concluir, están “haciendo su agosto” a expensas del medio ambiente y los habitantes de Dzilam de Bravo.
Entre los nombres señalados en la denuncia se encuentran Álvaro Juanes y su prestanombres Rafa Molina, junto con Carlos Macari Ponce y Roberto Suárez Coldwell, este último conocido por estrenar recientemente una lujosa mansión valorada en más de 30 millones de pesos y una lancha de 36 pies, pese a que sus ingresos previos como empleado de una cabina telefónica eran considerablemente modestos.
La denuncia incluye un llamado urgente a la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) para que investigue el origen de los recursos de estos personajes.
La comunidad está alarmada no solo por la destrucción del manglar, que es vital para el sustento de los pescadores locales, sino también por la flagrante violación a las leyes ambientales y el abuso de poder por parte de quienes deberían proteger el patrimonio natural y las tierras comunales.
Los residentes exigen que se detengan de inmediato las actividades destructivas y que se investigue a fondo a los implicados, antes de que sea demasiado tarde para salvar lo que queda del manglar en Dzilam de Bravo.