Con el arranque del segundo año del actual gobierno estatal, vuelve a surgir la interrogante: ¿habrá cambios en el gabinete? La expectativa no es menor, pues en varias áreas se ha señalado la necesidad de un “refresco” de cuadros, particularmente en aquellas donde los titulares no han respondido a las demandas ciudadanas.
Uno de los nombres que más suena en este contexto es el de Francisco “Pancho” Torres Rivas, actual director de la Junta de Agua Potable y Alcantarillado de Yucatán (Japay), cuya gestión ha sido duramente cuestionada a lo largo de este primer año.
Un año de deficiencias y reclamos
La Japay, como organismo encargado de garantizar un servicio vital a la población, enfrenta serios problemas que han minado la confianza ciudadana:
Baches sin atender de manera eficiente, que afectan calles donde la dependencia ha realizado trabajos. Facturación bimestral considerada excesiva por usuarios, quienes no encuentran explicación clara al alza de los cobros. Presión deficiente del agua potable, que sigue siendo un reclamo constante en colonias y comisarías de Mérida.
A pesar de estos señalamientos, Torres se mantiene firme en su cargo, defendiendo que su labor ha sido constante en beneficio de los yucatecos. Sin embargo, el sentir popular apunta a otra dirección: su trabajo se percibe como ineficaz e incluso alejado de la realidad que enfrentan miles de familias.
De “Panchito Torres” a funcionario cuestionado
El caso de Pancho Torres resulta particular. En su momento, como dirigente estatal del PRI y más tarde como representante popular, se ganó la fama de ser un político de trato cercano, con peso en las decisiones internas del tricolor. Sin embargo, ahora, en su faceta como funcionario público de la 4T en Yucatán, parece que esa reputación se ha diluido.
Lejos de los tiempos en que “Panchito Torres” gozaba de una imagen inmaculada, hoy su desempeño administrativo deja dudas sobre su capacidad para encabezar una institución clave para el bienestar de la ciudadanía.
El dilema del gobernador
La continuidad de Pancho Torres en la Japay no es un asunto menor. Se trata de una de las dependencias más sensibles, pues de ella depende el acceso al agua potable en una entidad donde la infraestructura hidráulica enfrenta retos crecientes por el crecimiento urbano y la sobreexplotación del acuífero.
El gobernador tendrá que decidir si mantiene a un cuadro político que le es cercano, pero señalado por su ineficiencia, o si opta por dar un golpe de timón que envíe un mensaje de compromiso con la eficacia y la rendición de cuentas.
¿Cambio inminente o continuidad?
En los pasillos políticos se comenta que la renovación de algunas áreas del gabinete podría dar oxígeno al gobierno estatal, evitando que el desgaste ciudadano se traduzca en descontento más amplio. Y en esa lista, Pancho Torres aparece como uno de los más vulnerables.
La pregunta que ronda en el aire es clara: ¿seguirá Pancho Torres al frente de la Japay después de un año en el que, según la percepción ciudadana, quedó a deber?