Este 13 de marzo se cumplen cinco años desde que se detectó el primer caso de COVID-19 en Yucatán, un suceso que marcó el inicio de una crisis sanitaria sin precedentes en la entidad.
El primer contagio fue confirmado en 2020 por la Secretaría de Salud de Yucatán (SSY). Se trataba de una mujer de 57 años que había viajado a España y, a su regreso, llegó al aeropuerto de Cancún antes de trasladarse por carretera a Mérida. La paciente presentó fiebre y tos, lo que llevó a las autoridades a aplicar los protocolos sanitarios y mantenerla en aislamiento con monitoreo constante.
Este primer caso desencadenó una serie de medidas que transformaron la vida cotidiana de los yucatecos. De inmediato, el gobierno estatal reforzó los protocolos sanitarios, destinando tres hospitales, entre ellos el Hospital Regional de Alta Especialidad, para atender a pacientes graves. También se instalaron filtros sanitarios en el aeropuerto de Mérida y en terminales de autobuses para detectar posibles casos y reducir la propagación del virus.
Cuatro días después de la detección del primer caso, el Gobierno del Estado anunció la suspensión de clases en todos los niveles educativos. A partir de ese momento, Yucatán entró en un proceso de cierre paulatino de actividades comerciales, permitiendo únicamente el funcionamiento de establecimientos esenciales como supermercados, farmacias y servicios de salud.
Cinco años después, la pandemia dejó una huella imborrable en la sociedad yucateca. Aunque la emergencia sanitaria ha quedado atrás, el impacto del COVID-19 sigue presente en cambios estructurales en la salud pública, la educación y la economía del estado.