La negligencia urbana ha vuelto a cobrar factura. Un joven resultó lesionado tras caer en un pozo de aproximadamente un metro de diámetro, oculto en la banqueta del nuevo Chedraui en Ciudad Caucel, cerca de la avenida Cronista Deportivo con 59. Las heridas en sus brazos y piernas pudieron haber sido evitadas si las autoridades correspondientes hubiesen hecho su trabajo, garantizando la seguridad en las calles.
Este accidente es solo un síntoma de las pésimas condiciones en las que el exalcalde dejó las vialidades de Mérida. ¿Cuántos ciudadanos más tienen que enfrentar situaciones de riesgo como esta por la falta de mantenimiento adecuado en la infraestructura urbana? Las calles mal reparadas, baches sin señalización, y ahora pozos olvidados, reflejan una ciudad que ha sido abandonada por quienes prometieron cuidarla.
Los comerciantes cercanos, al percatarse del accidente, solicitaron ayuda de inmediato, y paramédicos de la Secretaría de Seguridad Pública acudieron al lugar para atender al joven, quien afortunadamente no requirió hospitalización. Sin embargo, este hecho revela una problemática que no puede seguir ignorándose.
El área fue acordonada por la policía estatal para evitar más incidentes, pero la pregunta que queda en el aire es: ¿Quién es responsable de haber dejado este pozo abierto y sin señalización adecuada? La investigación está en curso, pero el verdadero problema es más profundo: una administración que dejó de lado la seguridad de los ciudadanos y la integridad de las vialidades.
Es imperativo que las autoridades actuales tomen cartas en el asunto y no solo respondan a estos incidentes cuando ya han ocurrido, sino que realicen inspecciones preventivas. Los ciudadanos no pueden seguir viviendo con el riesgo latente de accidentes por la falta de cuidado en la infraestructura pública.
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