San Antonio Sihó, una comunidad en el municipio de Halachó, Yucatán, enfrenta una creciente crisis ambiental provocada por la empresa avícola Bachoco, que, según denuncias de pobladores y organizaciones ambientales, ha estado vertiendo desechos de manera ilegal en tierras ejidales desde inicios de octubre.
Vertimiento masivo de desechos
De acuerdo con testimonios de habitantes, Bachoco ha depositado más de 100 toneladas de excremento aviar en terrenos cercanos al pueblo. “Al principio era un camión que atravesaba el pueblo, pero luego llegaron dos, cuatro al día. Esto ocurrió después de que la empresa fue denunciada en Santa María Acú, donde ya no pudo usar los terrenos como tiradero. Ahora queman monte para hacerse espacio en nuestra comunidad”, comenta un residente afectado.
Los apicultores locales fueron los primeros en alertar sobre los vertidos, ya que estos han dañado áreas clave para el pecoreo de las abejas, afectando la flora local y provocando la proliferación de plagas como moscas y escarabajos, que impactan negativamente a la apicultura.
Impacto en el suelo y el agua
El suelo kárstico de Yucatán amplifica el daño, ya que cualquier residuo en la superficie se filtra rápidamente a los mantos acuíferos. Productores locales han denunciado que los pozos de agua dulce y las fuentes hídricas ya muestran señales de contaminación, con olores desagradables y agua inutilizable. “El excremento aumenta el pH del suelo, haciéndolo tan ácido que quema los cultivos. Esto afecta nuestra milpa y nuestras reservas de agua, que están a solo 5 o 6 metros de profundidad”, explicó un campesino.
Denuncias legales contra Bachoco
El colectivo Kabnáalo’on, que agrupa a organizaciones mayas y apícolas de la península, ha presentado denuncias judiciales contra la avícola. Sus asesores legales afirman que Bachoco carece de autorización de impacto ambiental y de cambio de uso de suelo en terrenos forestales, violando leyes como la Ley General de Equilibrio Ecológico y la Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable.
“Además de los desechos, Bachoco utiliza insecticidas en las áreas contaminadas para controlar las moscas, lo que incrementa la contaminación del aire, la tierra y el agua”, señalan los representantes del colectivo. También destacan que la empresa no ha respetado las clausuras impuestas por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) en Santa María Acú, continuando con sus actividades ilegales en San Antonio Sihó.
Restricciones y tensiones comunitarias
Los pobladores también han denunciado que Bachoco está limitando sus movimientos en el monte. “La empresa pone las reglas, queman monte, contaminan y ahora los leñadores no pueden ni recoger madera caída porque hay policías que nos detienen. Esto es nuestro territorio, no el de ellos”, enfatizó un habitante.
Silencio oficial
A pesar de las denuncias y el impacto ambiental evidente, las autoridades municipales y federales han mantenido un silencio alarmante. Los abogados del colectivo Kabnáalo’on insisten en la necesidad de una intervención urgente para frenar las actividades de la avícola y sancionar las violaciones legales y ambientales.
Mientras tanto, San Antonio Sihó enfrenta un futuro incierto, donde el medio ambiente, la salud pública y los derechos de la comunidad están siendo socavados en nombre del desarrollo industrial.
Con información y fotos: Patricio Eleisegui