Chemuyil, Quintana Roo, 16 de julio de 2025. — La paz que caracteriza al cenote comunitario de Chemuyil, un tesoro natural operado bajo un modelo de turismo sustentable y colectivo, se encuentra gravemente amenazada por la construcción de un nuevo fraccionamiento de 300 casas colindante con la reserva.



La comunidad y los guardianes del cenote han alzado la voz ante lo que consideran un atentado contra la biodiversidad, la economía local y el equilibrio ecológico de la zona. Máquinas pesadas ya han comenzado a remover la vegetación, alterando por completo el entorno natural y provocando una caída drástica en la afluencia de turistas, incluso en plena temporada alta.
“Lo que le daba emoción al lugar era ver la fauna, el pedacito de monte. Ahora, al ver todo esto tan feo, sentimos que la gente ya no va a querer venir”, expresó con preocupación uno de los cuidadores.
Mientras otros cenotes de la región reciben autobuses llenos de turistas, el cenote comunitario —único en operar sin fines de lucro y con enfoque ecológico— apenas recibe entre 2 y 10 personas al día. Esto ha puesto en jaque el sustento de familias locales que por años han defendido y conservado el lugar con sus propios recursos.
UN MODELO AMBIENTAL AMENAZADO POR LA ESPECULACIÓN INMOBILIARIA
El cenote comunitario forma parte de un sistema de siete cuerpos de agua en Chemuyil, pero es el único que ha resistido bajo un esquema de autogestión comunitaria y respeto al medio ambiente. Ahora, ese modelo podría desaparecer si se concreta el proyecto inmobiliario, del cual no existe información pública ni estudios de impacto ambiental disponibles.
“Tener casas enfrente del cenote arruina el paisaje, y con eso, la experiencia que ofrecemos. Sí va a cambiar todo”, lamentaron los guardianes.
La comunidad teme que la pérdida de vegetación y el aumento del ruido y la actividad urbana espanten a la fauna silvestre, principal atractivo del lugar. Ya se han registrado menos avistamientos de aves y reptiles que antes eran comunes.
EXIGEN TRANSPARENCIA Y RESPETO
Ante la falta de consulta previa y el sigilo con que ha avanzado el proyecto, los habitantes de Chemuyil exigen:
- La suspensión inmediata de la obra.
- Una evaluación ambiental independiente y pública.
- Una consulta comunitaria legalmente vinculante.
- Que se respete el modelo de conservación comunitaria.
“Nosotros cuidamos esto desde hace mucho tiempo. No es justo que lo destruyan sin siquiera consultarnos”, expresaron indignados.
UN CASO MÁS DEL MODELO QUE COLAPSA LA RIVIERA MAYA
Lo que ocurre en Chemuyil no es un caso aislado. En toda la Riviera Maya, la expansión inmobiliaria amenaza cenotes, selvas y manglares sin una planificación que respete el entorno o a las comunidades. Este nuevo fraccionamiento es otra muestra de cómo el desarrollo mal planeado socava los logros ambientales construidos desde abajo.
La pregunta que queda es contundente: ¿vale más un desarrollo inmobiliario que la salud de un ecosistema y el sustento de una comunidad entera?
El tiempo para actuar se agota.