Mérida, conocida por su tranquilidad y baja criminalidad, ha sido por mucho tiempo un bastión de seguridad en México. Sin embargo, los recientes hechos violentos, como el apuñalamiento de un joven de aproximadamente 30 años mientras esperaba su camión en el Periférico de Mérida, a la altura del puente de Dzununcán, nos hacen replantearnos la percepción de seguridad en algunas zonas de la ciudad.
El ataque ocurrió en un lugar que, hasta hace poco, se consideraba seguro. Testigos relatan cómo, sin previo aviso, el joven fue abordado por dos hombres que lo golpearon y, minutos después, una tercera persona lo apuñaló en repetidas ocasiones. Este hecho no solo es alarmante, sino que pone en relieve el creciente problema de inseguridad que comienza a manifestarse en ciertos puntos de la ciudad, algo que nunca debimos permitir que llegara tan lejos.
Aunque la respuesta de las autoridades fue rápida, con la llegada de los servicios de emergencia y el traslado de la víctima a un hospital, la situación deja en evidencia la necesidad de reforzar la seguridad en Mérida, especialmente en zonas que antes no eran consideradas de riesgo.
Es fundamental que como sociedad nos unamos para exigir soluciones que frenen la violencia antes de que se convierta en un problema incontrolable. Las autoridades deben actuar con contundencia, pero también es necesario que los ciudadanos permanezcamos atentos y cuidemos de nuestras comunidades. Este evento es una señal de alerta. Mérida no debe perder su esencia de paz y tranquilidad, y para ello se requieren acciones concretas y efectivas por parte de todos los actores involucrados.