Mérida, Yucatán. — Mientras el gobierno de Joaquín “Huacho” Díaz Mena pega lonas promocionales y lanza campañas de marketing para presumir una supuesta transformación del sistema de salud, la realidad golpea con fuerza —y calor— en los pasillos del Hospital Agustín O’Horán, donde niños con cáncer enfrentan condiciones inhumanas.

Padres de familia denunciaron que desde hace varios días el área oncológica pediátrica del principal hospital público de Yucatán no cuenta con aire acondicionado, justo en medio de las primeras olas de calor del año. Según versiones extraoficiales, el problema radica en un fallo en las bandas del sistema de ventilación, mismo que fue reportado pero que, hasta el momento, sigue sin resolverse.

“Hay pequeños pacientes aislados que no pueden dormir, se la pasan llorando por el calor insoportable. Están en cuartos cerrados, sin ventilación, con tratamientos agresivos, y sin el mínimo respeto a su dignidad humana”, expresó una madre visiblemente molesta.
Y mientras esto ocurre en silencio, el gobierno estatal se enfoca en colocar espectaculares con frases como “¡Ya llegó la salud!”, intentando tapar con publicidad lo que no ha sabido resolver con gestión. Porque aquí no se trata de percepción, sino de realidad: la salud pública en Yucatán sigue colapsada, y el caso de estos niños enfermos es solo la punta del iceberg.
No es la primera vez que el O’Horán enfrenta este tipo de crisis. En los últimos años, trabajadores de la salud han denunciado carencias en insumos, falta de mantenimiento en equipo médico y condiciones indignas para pacientes y personal. Sin embargo, las respuestas oficiales siguen siendo evasivas, burocráticas o disfrazadas de “logros”.
¿Cuántos niños más deben pasar noches sin dormir, cuánto dolor tiene que ser ignorado, para que el gobierno actúe con seriedad?
Porque en Yucatán, al parecer, es más fácil mandar a hacer una lona que reparar un aire acondicionado.