Boca Juniors se despidió del Mundial de Clubes con más frustración que fútbol. El equipo de Miguel Ángel Russo empató 1-1 ante el modesto Auckland City en su último partido del Grupo C, resultado que, sumado a la victoria de Benfica sobre Bayern Múnich, selló su eliminación del torneo.
Fue el cierre de una participación que empezó con ilusión, siguió con dignidad ante rivales europeos de peso, pero terminó en una imagen desdibujada ante un conjunto compuesto, en su mayoría, por jugadores semi amateurs.
Un partido caótico en todos los sentidos
El encuentro se disputó en Nashville bajo un calor agobiante y fue suspendido durante 50 minutos por tormentas eléctricas. A eso se sumó un rendimiento irregular del Xeneize, que a pesar de las urgencias no pudo romper el empate.

Boca abrió el marcador a los 26 minutos con un gol en contra del arquero Nathan Garrow, tras un cabezazo de Lautaro Di Lollo que impactó en el palo y luego rebotó en el guardameta. Sin embargo, la ventaja no duró. Auckland City encontró la igualdad en el segundo tiempo, cuando Christian Gray conectó de cabeza en la única jugada clara de peligro para el equipo neozelandés.
Una ofensiva sin peso ni ideas
Russo apostó por una alineación ofensiva con cinco atacantes (Cavani, Merentiel, Velasco, Zeballos y Palacios), pero Boca nunca encontró profundidad ni precisión. Merentiel tuvo un gol anulado por una mano previa de Zenón y, más allá de algunos disparos desde fuera del área, el equipo no generó peligro real. La falta de inventiva y contundencia fue el reflejo de un equipo sin reacción.
El banco de suplentes, con nombres como Giménez, Janson o Aguirre, tampoco ofreció soluciones, y el Xeneize fue perdiendo empuje a medida que el reloj avanzaba.

Benfica hizo su trabajo; Boca, no
Mientras Boca esperaba la reanudación en el vestuario, desde Charlotte llegaban las peores noticias: Benfica resistía el 1-0 ante Bayern Múnich y se aseguraba el primer lugar del grupo. Con ese resultado confirmado, Boca necesitaba golear a Auckland, pero ni siquiera pudo ganar.
El balance es preocupante: dos empates y una derrota, sin triunfos, ante un grupo que incluía dos potencias europeas… y un equipo amateur. De haber estado a punto de dar la sorpresa ante Benfica y Bayern, a no poder ganarle al último de la tabla, el contraste fue tan marcado como doloroso.
Una despedida amarga
Boca se marcha del Mundial de Clubes con más dudas que certezas, y con una imagen final que empaña lo bueno que pudo haber sido. La eliminación no llegó solo por lo que hicieron los rivales, sino por lo que el propio equipo no supo ni pudo hacer.