La violencia y la intolerancia cobraron la vida de Luz, una madre de 35 años, quien fue brutalmente atacada y quemada viva tras sufrir constantes amenazas por parte de sus vecinos, quienes la hostigaban debido a los ruidos que su hijo Bruno, diagnosticado con autismo, realizaba durante sus crisis sensoriales.
Una madre que luchó hasta el final
Luz siempre buscó lo mejor para su hijo, enfrentando los desafíos que implica la crianza de un niño con autismo. Sin embargo, la falta de empatía y el desconocimiento sobre esta condición convirtieron a su propia comunidad en su peor enemigo.
Semanas antes del ataque, la mujer denunció ante las autoridades las amenazas de sus vecinos, quienes incluso dejaron un mensaje frente a su hogar que decía: “TE VAMOS A QUEMAR VIVA”. Pese a solicitar ayuda y protección, su denuncia fue ignorada, y jamás recibió el botón de auxilio que pidió para su seguridad.
El crimen que pudo evitarse
El día del ataque, Luz regresó a su casa sin imaginar que su peor temor se haría realidad. Un vecino, cansado de los “ruidos” de Bruno, decidió cumplir su amenaza y le prendió fuego, dejándola con quemaduras en el 90% de su cuerpo.
La madre luchó por su vida durante dos días en el hospital, pero sus heridas fueron fatales. Su hijo, un niño autista que dependía de ella, quedó completamente solo.
¿Impunidad para los responsables?
A pesar de los antecedentes de amenazas y de la denuncia previa, las autoridades han insinuado que Luz se quitó la vida debido a una supuesta depresión, una versión que su familia rechaza rotundamente. Hasta el momento, el caso sigue sin resolverse por “falta de pruebas”, lo que ha desatado indignación en la comunidad.
Justicia para Luz: el grito que resuena en las calles
Hoy, madres de niños autistas y activistas han salido a las calles exigiendo justicia para Luz. No solo buscan el esclarecimiento de su muerte, sino que también demandan mayor empatía y protección para las familias que cuidan a niños con autismo.
La indiferencia de las autoridades permitió que el odio y la ignorancia apagaran la vida de una madre amorosa. ¿Hasta cuándo se permitirá que la impunidad proteja a los agresores?