sábado, julio 27, 2024
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La esquina de “El Tivolí”

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Por Sergio Grosjean

Hoy me gustaría compartirles la historía del nombre de otra esquina muy conocida ubicada en mi segundo hogar que es el barrio de Santa Ana, misma que también mencionamos en nuestro nuevo libro Llas calles, esquinas y arcos de Mérida”, disponible en la librería de la revista “Proceso”, ubicada en la plaza diamante (62 con 63 centro). Cabe señalar que la interpretación del nombre no la leí en algún antiguo documento ni me la contaron, la hago con base a las siguientes líneas:

“El Tívolí”

No se sabe con certeza porqué el nombre de esta esquina, pero muchos deducimos que tiene una estrecha relación con la ciudad de Tívoli que fue una antigua provincia de Roma que se destacó por sus obras hidráulicas que servían para captar agua, los cuales curiosamente parece que desecaron algunos de los viejos manantiales.

Y usted se preguntará que tiene esto que ver con esta esquina, y la respuesta es simple: Hubo un cenote que tuvo gran tradición en su momento, ubicado en la esquina en cuestión, que es la calle 45 con 62, donde actualmente se asienta el Instituto Comercial Bancario.

Esta propiedad perteneció al licenciado Albino Manzanilla Canto, y la construcción de la casa se realizó en el año de 1880. En ese entonces, existió en el sitio un establecimiento de duchas, regaderas y, obviamente, de baño de cenote, nombrado desde 1890 como “El Tívoli”.

Se sabe que en esa época tenía escalerillas de piedra, mismas que eran rodeadas por otras de regular tamaño y una de ellas de gran envergadura, que en ocasiones la hacía de botadero, desde la cual los jóvenes realizaban sus clavados.

En su contorno había una serie de cuartos pequeños donde se hallaban las duchas, y los sábados y domingos eran los días de mayor afluencia de visitantes.

En esos remotos años, el administrador del negocio era el señor Ángel Cárdenas, quién además atendía una pequeña tienda de abarrotes y miscelánea ubicada en la misma esquina, conocida también como “El Tívolí”.
Una nota periodística de 1892, dice: “Comienza la temporada de baños en este hermoso cenote que por su ubicación cercana al centro de esta ciudad es el más apropiado para el objeto.

Cuenta el establecimiento con todas las comodidades necesarias, habiendo un departamento especial para familias, las cuales podrán bañarse sin peligro en un lugar adecuado del bello y pintoresco cenote.

Se garantiza buen trato y mucho orden” En este punto, es interesante observar cómo a fines del siglo XIX, uno de los establecimientos de la ciudad, pionero en “el baño de cenote”, cuidaba la seguridad de sus visitantes; situación que en el presente no es evidente en gran parte de los cenotes turísticos.

Es así, que dada la modernidad de sus instalaciones y su innovador servicio posiblemente su propietario decidió ponerle el nombre para equipararlo con la vetusta Tívoli

 

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