En medio del bullicio del Centro Histórico de Mérida, una famosa librería ubicada en los bajos del Olimpo ha demostrado que la cultura también puede convivir con la compasión. Tres perritos callejeros —Güero, Muu y Kalimán— encontraron un hogar inesperado entre los estantes y los libros, gracias a una noble iniciativa impulsada por el Ayuntamiento de Mérida.
Estos canes fueron parte del programa CEL (Captura, Esterilización y Liberación), a través del cual la Unidad de Protección Animal del municipio (UMABA) los atendió médica y humanitariamente: fueron desparasitados, vacunados contra la rabia y esterilizados. Como parte del protocolo, ahora portan discretos aretes en las orejas, que indican que han pasado por el programa y se encuentran bajo protección.
La librería, lejos de verlos como una molestia, decidió abrirles sus puertas. Desde hace unos días, los visitantes frecuentes del Olimpo han notado la presencia de estos peludos descansando en las instalaciones, refugiándose del calor y tomando agua fresca. También reciben alimento y, por supuesto, mucho cariño.
“Puede ser que hayas notado dentro de nuestra librería Olimpo la presencia de unos cuantos peludos de cuatro patas. No te preocupes, estos lobeznos son los primeros en todo Mérida que pasan por el programa CEL”, publicaron los responsables del local en redes sociales. “Te pedimos por favor que los respetes mientras se refugian del sol y el calor. A ellos también les gusta leer”.
La iniciativa ha sido aplaudida por los ciudadanos y los defensores de los animales, quienes consideran este gesto como un ejemplo de cómo los espacios públicos y privados pueden sumarse a una cultura de bienestar animal. Además, refuerza la importancia de los programas de salud y control poblacional de fauna urbana, que promueven una convivencia respetuosa y segura entre humanos y animales.
Con acciones como esta, la librería Olimpo no solo promueve la lectura, sino también el respeto y la empatía. Y en una ciudad como Mérida, donde el calor y el abandono son enemigos constantes de los animales en situación de calle, abrir una puerta puede marcar toda la diferencia.