Al más puro estilo de la ex secretaria de Turismo Michelle Fridman, quien convirtió a los influencers en su carta fuerte para promover el estado, el alcalde de Motul, Lucio Estrella, decidió replicar la fórmula… aunque sin mucho éxito y con muchas más críticas que aplausos.
El edil organizó una cena en plena plaza principal del municipio con un grupo de influencers, buscando —según se dice— dar un “golpe mediático” que pusiera a Motul en los reflectores. Y vaya que lo logró, aunque no precisamente por las razones que esperaba.
Lejos de proyectar modernidad, cercanía o creatividad, lo que generó fue indignación entre los habitantes de su propio municipio, quienes rápidamente le recordaron que en varias colonias de la ciudad ni siquiera cuentan con agua potable. El mensaje fue claro: en Motul no necesitan más likes, necesitan servicios básicos.
“Que invierta en bombas de agua, no en cenas de lujo”, reclamaron ciudadanos en redes sociales, mientras otros cuestionaron si el presupuesto municipal está para satisfacer la vanidad del alcalde o las necesidades de la gente.
Para muchos, el evento no fue más que una muestra del desdén con el que Lucio Estrella ha gobernado: más preocupado por las apariencias que por resolver los problemas cotidianos de su municipio. En resumen, un banquete que terminó sabiendo amargo… al menos para la población motuleña.
Hoy, el nombre del alcalde está en boca de todos, pero no por obras, logros o programas de beneficio social, sino por haber servido la cena equivocada, a los invitados equivocados, en el momento más inoportuno.