La violencia sigue azotando al paradisíaco destino turístico de Cancún, poniendo en peligro su reputación y la seguridad de sus visitantes. La semana pasada, mi hermana y mis dos sobrinos se hospedaron en el mismo hotel @RiuHoteles donde ayer unos sicarios dispararon y una de esas balas alcanzó a un menor de 12 años, causándole la muerte.
Este trágico incidente ha dejado claro que no volverán nunca ni a Cancún ni a Quintana Roo. La ineptitud del gobierno local y sus fallidas estrategias de seguridad han dejado a turistas y residentes vulnerables ante la violencia desenfrenada. El “Coordinador del Gabinete de Seguridad”, cuyo desempeño ha sido cuestionado, es conocido más por maltratar a las madres buscadoras de Quintana Roo que por garantizar la seguridad en la región.
La pregunta que surge es: ¿quién se hará responsable de este crimen que no solo ha afectado a un menor, sino a toda su familia? Las autoridades han fracasado rotundamente en su deber de proteger a los ciudadanos y turistas, poniendo en riesgo la industria turística que es vital para la economía de la región.
La falta de acción y la incompetencia de los funcionarios de Morena están dejando una huella indeleble de tragedia y desconfianza en un destino que antes era sinónimo de paz y belleza. La muerte de este menor es un recordatorio doloroso de las consecuencias de un sistema de seguridad deficiente y la urgente necesidad de reformas profundas.
Mientras no se tomen medidas efectivas para combatir la violencia y proteger a los visitantes, Cancún podría ver una disminución significativa en el turismo, afectando gravemente su economía y su reputación a nivel internacional.