Los baches se han convertido en una constante en las calles de Mérida, generando un problema de gran magnitud que afecta directamente a la economía de las familias meridanas. Con lluvias que agravan el deterioro de las calles y una infraestructura vial construida con capas delgadas de asfalto, los baches representan una amenaza para los conductores, quienes enfrentan costosas reparaciones y largas esperas para recuperar sus vehículos.
Daños y costos en aumento
El estado de las calles ha llevado a muchos meridanos a quedarse sin auto durante semanas, debido a los daños causados por los baches. Entre los problemas más frecuentes se encuentran llantas reventadas, direcciones dañadas y suspensiones rotas. Según testimonios de afectados, las reparaciones pueden costar desde varios miles de pesos hasta sumas mucho más elevadas cuando se requiere el reemplazo de piezas especiales. A esto se suma el problema de escasez en las agencias de autopartes, lo que alarga el tiempo que los autos permanecen en talleres, afectando el transporte de familias enteras.
Un juego de llantas de calidad puede representar un gasto de entre $4,000 y $10,000, dependiendo del vehículo, sin incluir el reemplazo de otras piezas esenciales. Estos costos resultan difíciles de asumir para muchas familias que no cuentan con un fondo para emergencias de este tipo.
Afectaciones a la economía familiar
El tiempo que un automóvil permanece en el taller afecta también los ingresos de familias que dependen del vehículo para trabajar o realizar actividades diarias. Taxistas, repartidores y conductores de plataformas se ven especialmente afectados, ya que sin su vehículo pierden su fuente de ingresos. Para otros, el gasto extra en transporte público o en el alquiler de autos incrementa el costo de vida, haciendo que los baches se conviertan en un problema económico que rebasa el simple mal estado de las calles.
Infraestructura deficiente y corrupción
La situación actual de las calles en Mérida está vinculada a decisiones cuestionables en la construcción y mantenimiento de la infraestructura vial. En numerosas zonas, las calles fueron construidas con una capa delgada de asfalto, que rápidamente se ve afectada por las lluvias y el paso constante de vehículos. A esto se suman señalamientos de corrupción en la asignación de contratos y en la falta de supervisión de obras, lo que impide una mejora sustancial de las calles.
Las reparaciones temporales, como el relleno de baches, no resuelven el problema de fondo, ya que estas soluciones suelen durar poco tiempo y pronto vuelven a aparecer los mismos baches. Las autoridades han invertido en reparaciones, pero los resultados muestran que se requiere una reestructuración profunda y medidas de control de calidad en la construcción de calles.
¿Qué sigue para Mérida?
Ante este panorama, los ciudadanos de Mérida demandan soluciones estructurales y transparencia en el uso de los recursos destinados al mantenimiento vial. La implementación de materiales de mejor calidad y un control más estricto de los procesos de construcción son esenciales para reducir el problema de los baches y, con ello, el impacto económico en las familias. Además, la ciudad requiere de un plan de drenaje eficaz para minimizar los daños provocados por las lluvias.
Si no se atienden estas demandas, el costo de los baches no solo seguirá golpeando la economía de los meridanos, sino que también afectará la movilidad y calidad de vida en la ciudad.