El gran engaño que vive hoy el morenista bajo el disfraz de “unidad” es que ahora tiene que rendirle pleitesía al PRIAN y aguantarse ser relegado, viendo como se acomodan por encima de él, todos los que, supuestamente habían sido expulsados por ser corruptos.
De las 9 candidaturas a gobernador, todas, no hay ni una sola que no la ocupe alguien del PRIAN. En Yucatán es Huacho Díaz Mena “lechitas” era del PAN. En Veracruz, Rocío Nahle era del PRD. Lo mismo Javier May en Tabasco.
En Puebla, Alejandro Armenta fue del PAN, en Morelos, Margarita González fue perredista. Claudia Delgadillo de Jalisco era del PRI. Alma Alcaraz de Guanajuato era del PAN. Eduardo Ramírez en Chiapas era PRI-Verde. Y en la CDMX Claudia Brugada era perredista.
Así como se lee, el morenista elegirá por seguir apoyando a todos aquellos a los que juró expulsar del Poder. Mientras cientos de militantes que han peleado por un lugar derecho y por el pueblo, se quedará a ver, como novia de pueblo, como le dan a los mismos de siempre el poder. Y el se queda como siempre, no más milando como chinito.
