Las devastadoras consecuencias del proyecto del Tren Maya, apodado por algunos como el “Narco Tren Maya”, han alcanzado un nuevo nivel de barbarie con la matanza y el consumo de un jaguar en la región fronteriza entre Campeche y Tabasco.
En un perturbador video que ha comenzado a circular, se observa a un grupo de hombres despellejando a un jaguar, mientras uno de ellos justifica el acto diciendo: “Ya comió borrego, ahora nos toca comerlo a él, para estar sanjadas las deudas”.
El felino, un símbolo sagrado para muchas culturas de la región, fue brutalmente despojado de su piel y garras antes de ser destazado para consumo.
Durante la grabación, uno de los hombres advierte al camarógrafo que no suba el video a las redes, a lo que este responde que solo lo compartirá con sus hermanos, y agrega que, aunque se filtre, “ni saben dónde estamos”. El jaguar yace sobre una mesa improvisada de cajas plásticas, mientras el canto de un gallo resuena en el fondo, acentuando la macabra escena.
Este trágico suceso no es un hecho aislado, sino parte de un patrón de destrucción que ha acompañado la construcción del Tren Maya. El proyecto ha sido criticado por su impacto negativo en el medio ambiente, el saqueo de tesoros precolombinos y la devastación de zonas sagradas mayas.
Además, el costo astronómico de $54 mil millones de pesos ha sido señalado como un ejemplo de corrupción, donde familiares cercanos a altos funcionarios del gobierno han sido implicados.
La muerte de este jaguar, junto con la destrucción de su hábitat, simboliza el costo irreparable que la fauna de la región está pagando por el avance de este controvertido megaproyecto.
La situación ha generado indignación y ha puesto en evidencia la falta de protección a la biodiversidad y al patrimonio natural de México en la ejecución de estas obras.