El año 2024 es bisiesto, lo que significa que febrero tendrá 29 días en lugar de 28. Pero, ¿por qué ocurre esto?
La respuesta se remonta a la antigua Roma, donde originalmente se utilizaba un calendario de 10 meses con un total de 304 días. Enero y febrero no existían, y sus días se consideraban “libres” de nombre debido a las dificultades del invierno.
Con el tiempo, se ajustó el calendario para alinearse con los periodos lunares, añadiendo enero y febrero, este último con 28 días. Sin embargo, para adaptarse a las necesidades del sol y los emperadores, se añadieron días adicionales, resultando en meses desiguales en duración.
En el año 45 a.C., Julio César ordenó la creación de un nuevo calendario de 365 días y 6 horas, distribuyendo los 10 días adicionales de manera equitativa. Los meses que tenían 29 días se aumentaron a 30, los de 30 a 31, y las 6 horas extras se acumularon cada cuatro años, agregando un día extra a febrero: el día 29.
Así, el año bisiesto se convirtió en una forma de mantener el calendario sincronizado con las estaciones y los ciclos astronómicos, garantizando una mejor precisión en la medición del tiempo.