Con mucho amor mezclado con una pizca de odio, Suecia celebró hoy lunes la retirada de su “futbolista más grande de la historia” Zlatan Ibrahimovic, el “enfant terrible” que “influenció a toda una nación”.
Esa mezcla de sentimientos resume la complicada relación que unió a Suecia e Ibrahimovic, hijo de inmigrantes yugoslavos nacido en las afueras de Malmö y convertido a los 41 años en el sueco vivo más conocido del mundo, un plebeyo de barrio auto proclamado “rey”.
Una estrella percibida como arrogante y bocazas con frases grandilocuentes en un país que tiene la moderación y el bien común como sus mayores virtudes. “Zlatan” molestó tanto a su país como admiración recibió de él.