Una tragedia ha sacudido a la comunidad de Tekax este lunes, con el devastador derrumbe de la histórica ermita de San Diego de Alcalá, uno de los monumentos más emblemáticos de la región. La caída de la barda frontal de la capilla, un componente estructural clave de esta edificación del siglo XVII, ha dejado en shock a los habitantes y ha suspendido el acceso de visitantes a la zona, un lugar de gran valor religioso y cultural.
Protección Civil ya se encuentra en el sitio realizando las evaluaciones correspondientes para garantizar la seguridad de la zona y evitar más riesgos. Mientras tanto, la comunidad espera respuestas sobre el futuro de la ermita, símbolo de identidad local y atractivo turístico.

La ermita de San Diego de Alcalá no solo es un monumento histórico, sino que también ha sido un lugar de peregrinación y fe por siglos. Su derrumbe plantea interrogantes sobre las medidas preventivas que debieron tomarse para conservar su integridad estructural. Especialistas en restauración y arqueólogos ya han sido convocados para estudiar la magnitud del daño y formular un plan de rescate.
El futuro de este patrimonio cultural es ahora incierto, y las autoridades tienen la responsabilidad de actuar rápidamente para garantizar su restauración. Se espera que se implementen políticas urgentes de preservación y que este colapso sirva como un recordatorio de la necesidad de cuidar el legado histórico de Yucatán, que está en peligro ante la falta de mantenimiento adecuado.
En este sentido, surge una pregunta crucial: ¿Qué medidas tomarán las autoridades para restaurar y preservar este invaluable patrimonio? La comunidad y los especialistas esperan una acción contundente que no solo garantice la conservación de la ermita, sino que también prevenga futuros colapsos de otros sitios históricos que enfrentan el abandono.
El derrumbe de la ermita de San Diego de Alcalá no es solo una pérdida material, sino también una herida profunda en la identidad de Tekax y de Yucatán.