La Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) ha quedado en el ojo del huracán tras otorgar el reconocimiento como “revelación deportiva” a Joaquín Díaz Méndez, conocido como “Huachito”, hijo del actual gobernador del estado, Joaquín “Huacho” Díaz Mena. La distinción, que normalmente busca exaltar méritos deportivos objetivos y transparentes, ha generado una fuerte polémica al ser percibida por amplios sectores como un acto de oportunismo político y sumisión institucional.
Activistas, académicos y ciudadanos han criticado duramente lo que consideran una alarmante pérdida de autonomía por parte de la máxima casa de estudios del estado, al ceder ante intereses del poder Ejecutivo. Algunos incluso comparan esta decisión con prácticas del viejo régimen priista, donde el culto a la figura del mandatario y su familia era moneda corriente en las instituciones públicas.
“Ni en los tiempos más descarados del PRI se vieron actos tan evidentes de servilismo”, se escucha decir en redes sociales y foros universitarios, donde también se cuestiona la legitimidad del nombramiento. “¿Cuál fue el criterio real para otorgar ese título? ¿Dónde están sus logros deportivos concretos?”, son algunas de las preguntas que aún no han recibido respuesta de parte de la universidad.
La crítica no se limita a la designación del hijo del gobernador. Algunos temen que este sea solo el primer paso de una estrategia mayor de cooptación institucional: “¿Qué sigue ahora? ¿La esposa del gobernador como ‘mujer del año’? ¿Otro hijo como ‘empresario joven del futuro’? ¿Un familiar más en el cuadro de honor de la ciencia yucateca?”, ironizan algunos sectores inconformes.
La UADY, que históricamente ha sido símbolo de pensamiento crítico y autonomía en Yucatán, enfrenta así una fuerte sacudida interna y externa. Profesores, egresados y estudiantes exigen una revisión urgente del proceso de selección de reconocimientos y la restauración del principio de autonomía universitaria, que hoy, más que nunca, parece amenazado por una peligrosa cercanía con el poder político.
Hasta el momento, ni el rector ni el comité de premiaciones han ofrecido una postura pública clara sobre los criterios que sustentaron la entrega del galardón. Sin embargo, la presión social y mediática crece, y no se descarta que en los próximos días surjan pronunciamientos más firmes desde la comunidad universitaria en defensa de su independencia institucional.